DIARIO DE CUARENTENA
Martes, 8 de abril de 1995:
Soy Carlo, Carlo del Valle, que literalmente significa
granjero del valle. Os cuento mi situación, mi país, y el mundo entero, están
sufriendo una crisis por culpa de un VIRUS, que provoca una enfermedad llamada
LA PESTE, y por eso estamos confinados*. Como me aburro mucho he decidido
escribir este diario. La cuarentena es un horror, estoy viviendo unos DÍAS DE
PERROS, parece que van a ser LAS MIL Y UNA NOCHES de confinamiento.
Os voy a aclarar algunas cosas sobre mí, soy UN PRINGAO
TOTAL, aunque siempre intento ir A POR TODAS.
Vivo a las afueras de Como (Italia), en el VALLE DE LOS
CABALLOS, en LA CABAÑA DEL TÍO TOM, el hermano de mi madre, ella y mi padre
estaban de safari cuando todo esto empezó, así que están pasando la cuarentena
en Mozambique, en la casa de mi abuela, y yo estoy aquí.
Ah, sí, no os lo había dicho, mi tío tiene un perro, se
llama COLMILLO BLANCO, es un culo inquieto, siempre ARRASA CON TODO. Con
nosotros también viven LOS CABALLOS DE MI TÍO, bueno en la cabaña no, en el
establo.
Jueves, 10 de abril de 1995:
Ayer me olvidé de escribir, aunque no pasó nada especial.
Estaba muy atareado haciendo los deberes que nos había mandado el profesor de
matemáticas, o como a mis amigos y a mí nos gusta llamarle, EL SEÑOR DEL CERO.
Eran las diez de la mañana, cuando bajaba a desayunar. Mi
tío, desesperado, desde fuera de la cabaña, me pedía que saliera. Cuando fui
allí, me dijo que faltaba COLMILLO BLANCO, ¡no podía ser! Entonces me di cuenta
de que ayer estaba tan atareado, que me había olvidado de meterlo para dentro.
Fue en aquel momento cuando pasó todo, EL CURIOSO INCIDENTE DEL PERRO A
MEDIANOCHE, mmm, sería un buen título para un libro.
Rápidamente nos pusimos a buscarle como locos, si había ido
hacia el pueblo, ya podíamos olvidarnos de él, no había excusa para ir allí.
Estaba prohibido salir de casa, ¿qué íbamos a hacer?
Lo buscamos por el valle, pero nada, se hacía tarde. Decidimos
volver a casa, ya seguiríamos al día siguiente.
Viernes, 11 de abril de 1995:
Hoy retomamos la búsqueda, pero nada, no había suerte.
MALDITO KARMA, nada de esto hubiera pasado si yo le hubiera metido en casa
cuando debía.
A la hora de comer el tío, me dijo que iría al pueblo a
comprar, y de paso buscaría un poco disimuladamente. Yo quería ir con él, pero
no me dejó. La culpa de todo esto era completamente mía, y le había cogido
bastante cariño a ese perro.
Me marché a escondidas detrás suya. En medio del camino vi
algo que se movía entre lo árboles. No podía estar pasando, allí estaba él,
COLMILLO BLANCO, sano y salvo. Me puse a gritar y a llorar de la emoción. Grité
tanto, que debieron escucharme hasta mis padres en Mozambique. O eso creo, porque el tío vino
corriendo hacia mí.
Me
echó la bronca por haberme escapado, pero me miró con mucho cariño, y dijo muy
sinceramente: “TODO ESTÁ PERDONADO”.
*Quedarse en casa sin poder salir.
FIN